Finalmente cerca de las 3am del jueves 9 de agosto terminó la votación sobre el proyecto de despenalización del aborto. La noche fría y lluviosa no detuvo a las miles de personas que se acercaron al congreso para manifestarse con los colores verde o celeste.

Los grupos en la noche
Consumada la tarea legislativa y al no aprobarse el proyecto, el grupo que se oponía al mismo comenzó a celebrar. En las calles adyacentes al recinto y en las redes sociales se expresaron sobre la aparente victoria.
Por el otro lado, los del color verde, se prometían no abandonar la lucha para que en un futuro cercano el aborto pueda ser despenalizado. Así lo proyectaban también algunos senadores.
¿Hubo realmente vencedores y derrotados en esta cuestión?
Es preocupante el nivel de fanatismo que se notó en ambas posiciones. Esto se hizo visible por lo siguiente:
– Descalificación al que piensa de otra manera.
-Incapacidad de diálogo.
-Agresiones.
-Espiritu de rivalidad.
-Sentimiento de superioridad sobre el otro.
-Carencia de empatía.
-Intolerancia.
Es una pena que los argentinos siempre estemos encontrando causas que nos dividan y nos enfrenten, en lugar de ver oportunidades para crecer y aprender unos con otros.
¡Definidamente en la madrugada del jueves no hubo ningún ganador! Es que había un solo proyecto presentado, el cual no se aprobó. No había otro denominado por ejemplo “Ley de protección de las dos vidas”. Esto quiere decir que hoy las mujeres que ven en el aborto clandestino una solución, enfrentan las mismas realidades.
No hay nada que celebrar desde el lado celeste. No habrá ningún acompañamiento especial del Estado a esas mujeres. Tampoco educación que las ayude a prevenir experiencias dolorosas. Menos formación en valores. ¡Hubiera sido mejor que junto con el “No” que prohiba se votara un “Sí” que construya!
Esta crisis sobre el aborto debe llevarnos a la reflexión social sobre cómo abordamos las cosas cuando hay dos posiciones opuestas. Quizás podríamos aplicar lo siguiente:
-Empatizar con el otro.
-Escucharlo para crecer y no para criticar.
-Evitar la confrontación.
-Convivir en paz, discutiendo ideas sanamente.
-Huir de las posturas fanáticas e intolerantes.
Hoy sentimos que estamos más divididos. ¿Seguiremos así o aprenderemos algo? Depende de nosotros, para aplicarlo en las cuestiones generales de la sociedad y en nuestra vida particular.
Lee también: “Despenalización del aborto y moral relativa” https://wp.me/p8SUga-2r
Lic. Santiago López Blasco
excelente reflexión. Felicitaciones, gran amigo Pr. Santi.
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Coincido 100%, se fueron de las ramas con el fanatismo y 0 respeto en sus comentarios.
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Gracias x leer Fiore! Saludos.
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Entré con la idea de encontrarme con un posteo que seguro iba a decir algo de lo que no estaría de acuerdo, como me ha pasado alguna vez con tus reflexiones donde se mezclan lo social, lo ideológico, y nuestra postura adventista, pero gratamente coincido en lo que leí. No ganó nadie es cierto,porque nada NADA cambió… no ganó nadie es cierto y lamentable porque se perdió una oportunidad muy buena de hacerlo.
Lo que si lamento profundamente que “la grieta” en este asunto haya demostrado lo peor de algunos de mis hermanos en la fe… una pena.
saludos!
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Gracias Javier. Aunque no coincidamos siempre se puede rescatar algo. Saludos!
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Coincido 100%
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Gracias José por leer y comentar!!
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Es muy cierto como nos dividimos en ves de UNIRNOS.
Es como si no tuviéramos experiencia en aquellas sabias palabras que nos invitaban a la unión y que versaba de la siguiente forma: “… unidos o divididos…”,”… a río revuelto, ganancia de…”,”…la unión hace a la fuerza…”.
Es como si no escucharnos a NUESTRO PADRE CREADOR llamándonos a la UNIÓN. Cómo lo es el PADRE, el HIJO y ESPÍRITU SANTO
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