Carrera Maya: ¡Que causalidad!

Hace 44 años atrás nació la «Carrera Maya», una competencia que se realiza siempre el 25 de mayo, fecha patria en Argentina. En esta edición participaron 10.000 personas, corriendo por las calles de la zona de Parques en Núñez y Palermo, Buenos Aires.

Por tercer año consecutivo decidí participar. Felizmente pude ir bajando mis tiempos y así obtener victorias personales. La mayoría de los que participamos, competimos contra nosotros mismos.

Además de correr para cuidar mi salud, me gusta compartir libros al final del evento. Esta vez llevé más de 50 ejemplares de «El Poder de la Esperanza». Una obra sobre la salud emocional y espiritual que me hizo mucho bien al leerla y pensé que a otros también podría ayudarles.

Después de cruzar exhausto la meta y de reponerme, busqué la mochila llena de libros que había dejado en el guarda ropas. Le entregué los primeros a las chicas que atendían y una señora me preguntó de que era el libro. Le comenté y me solicitó uno. Se esforzaba por sonreir luego de haber corrido pero me dijo «estoy pasando un duelo. Por algo será que nos encontramos. No hay casualidades». Sorprendido por la transparencia de la señora, le dije que sin dudas nos encontramos por un propósito. Le recomendé especialmente el último capítulo, deseando que la lectura del libro sea de bendición para su vida.

Después vino la ceremonia de premiación a los tres primeros en cada categoría y pude entregarle el libro a casi todos. Cuando iban saliendo del escenario les pegaba un grito desde abajo y les daba los libros. La música estaba fuerte pero me pude hacer oír jeje.

Entre todos los integrantes de los podios me emociona ver a quienes tienen ciertas discapacidades. ¡Son un ejemplo de perserverancia y esfuerzo!

Ya me estaba por retirar del lugar pero me quedaban algunos libros. Quería entregarlos todos y mentalmente le pedía a Dios que me ayudara a encontrar otras personas para dejarles el obsequio.

En eso pasan al lado mío algunos atletas discapacitados haciendo bromas entre ellos. Le hice una pregunta a uno de ellos y comenzamos a charlar. ¡Más me inspiraron!

A Martin le robaron su silla de ruedas de competición y nunca la pudo reponer. Cuesta tres mil dolares, me dijo. Ahora corre con una prótesis en una pierna. A Karina le funciona la mitad del corazón. Norberto vive con un solo pulmón y práctica varios deportes. Les regalé los libros y les dije que eran una inspiración para mí. Ellos simplemente decían que el deporte les había salvado la vida.

Terminando la charla con mis nuevos amigos, Norberto dice «No existen las casualidades. Por algo nos encontramos. Vos te vinculaste con Martin, con nosotros, por algo será». Nos sacamos una foto con alegría de conocernos y nos despedimosquedando en agregarnos en face.

No le dije a Norberto que una señora me había dicho la misma frase, un rato antes. Pero me impactó escucharla dos veces. Pienso en lo reconfortante que es sentir que hay alguien mucho más grande, sabio y amoroso que busca vincular a unos con otros para bendecirlos. Algunos creemos que es Dios. Otros quizás aún no se dan cuenta de eso. Yo me fui feliz de sentirme parte de la divina providencia. Eso da paz, tranquilidad, y sobre todo esperanza. Esa de la que habla el libro que compartí.

El libro El Poder de la Esperanza también está disponible en formato digital en el sitio web https://libro.esperanzaweb.com.